Hemos encontrado en el baúl de los recuerdos un montón de catas viejunas viejunas. De hecho ¡están escritas en papel! todavía no disponíamos en esa época de un ordenata (y txurripones como últimamente) para poder transcribir nuestras impresiones directamente en formato digital. Más de una cata tiene cercos y salpicones de cerveza derramada en pleno desenfreno etílico, ahora estos salpicones los sufre el teclado de un ordenador. Hemos perdido glamour pero hemos ganado en eficiencia. Ahora las notas de cata las podemos subir prácticamente de un día para otro (mentira). Antes las catas se quedaban guardadas en un cajón esperando a tener tiempo para pasarlas a limpio y claro, pasa lo que pasa, hasta ahora que nos las hemos encontrado.
Revisando estas catas es curioso ver el nivel de notas que repartíamos, no es que ahora seamos tacaños repartiendo puntos o que tengamos el morro más fino. Simplemente el hecho de haber probado un número no despreciable nos ha dado una buena base para poder comparar. También claro está, hemos aprendido mucho durante este camino, buscamos aromas característicos, intentamos juzgar la cerveza en función del estilo al que se ajusta y otras txorradas clásicas de la gente que removemos el vaso y metemos la nariz dentro.
Por esto, como no queremos recalificar las notas, simplemente las anotaremos con un * para indicar que es una nota un poco hinchada para nuestra escala actual. Además en esa época todavía no nos habíamos aburrido y saturado de las belgas y tienen bastante más nota que la que les daríamos hoy en día
Pues eso, si veis una Samichlaus (por ejemplo) con una nota de notable, ponedla entre comillas...Pero por ejemplo la Pannepot grand Reserva tiene un sobresaliente bien dado. Emocionados dando notas si éramos, pero tontos no ¿no?
Os pongo la foto (HD) de nuestro primer pedido.
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